Este es uno de los mantras más repetidos, casi a la altura de “siempre sois los mismos lloricas repartiéndoos las subvenciones”. Cómo sí por el hecho de ser de PROA los del ICEC y el ICAA et al nos regalaran los quartos a puñados a cambio de nada.
Y va a ser que no. Que ser de PROA sí sirve; y no os lo digo en genérico, ¡cómo si de un esparcimiento se tratara! “¡Manos a la obra! ¡Lobos, gamos y productores!”. La lista de cosas concretas que hacemos desde la Federación es larga, y de hecho pronto os llegará el resumen anual de actividades. Os sorprenderá. Pero permitidme que haga referencia a un caso concreto que creo que ejemplifica bastante bien la fuerza que tiene PROA actualmente.
Las instrucciones recibidas a la hora de confeccionar este texto eran claras: nada de autobombo. Así que lo relataré en impersonal. Las producciones de cualquiera de nuestros asociados son seres vivos. Una producción la planificamos con tiempo, lo cuadramos todo anteriormente y de repente la producción coge vida propia y se rebela contra el productor. Actores que se ponen enfermos, máquinas que se mueren de golpe, el microondas que revienta o una pandemia global. Y esto incrementa los riesgos si estás coproduciendo, puesto que los multiplica por tantos coproductores como haya en la ecuación.
Una de las cosas que puede pasar es que caiga un coproductor, con todo lo que esto conlleva. Pues bien; imaginamos que el coproductor que cae es el español y el coproductor mayoritario ya había empezado el rodaje y se pone a buscar un nuevo coproductor español. ¿Qué se encontrará? ¡Un desierto! ¡No hay ningún productor tan loco como para arriesgar su dinero así! ¿Por qué querría un coproductor español entrar a coproducir una vez el rodaje estuviera en marcha si entonces el ICAA te negaría la nacionalidad española de la producción con todos los agravios que esto acarrea? Porque la ley era esta. Hasta que PROA intervino.
Desde PROA se consideró que esta ley era obsoleta y castigaba las coproducciones internacionales, y desde PROA se trabajó directamente con el ICAA para cambiarlo. Y digo desde PROA para subrayarlo para todos aquellos que dicen que somos una pandilla de catalanets con alpargatas de vetas sin influencia en Madrid. Sí que tenemos y esta es una muestra. Fue desde PROA que se consiguió cambiar el Real Decreto que permite que ahora se considere coproducción un proyecto aunque ya haya empezado el rodaje. Esta flexibilización permitirá potenciar las coproducciones y por tanto aumentar el trabajo de nuestros asociados.
Así pues, nada de yacer a la fresca a esperar el comedero. En PROA se trabaja y se trabaja para que todos podamos trabajar más y mejor. ¡Que tengáis todos un muy buen año!