Durante este confinamiento me he aficionado al Yoga. No os engañaré, lo había probado antes centenares de veces… Y en mi ritmo del día a día algo no encajaba, no era lo bastante cansado, pero tampoco me relajaba. Pero en aquellos días inciertos y de grande bajada de trabajo, también tengo que decir decir que, hice un click y ahora lo practico a menudo, con constancia y conciencia.
Y pese a mis esfuerzos, me doy cuenta que siempre seré la eterna principiante. Que perfeccionar la técnica, sobre todo cuando no estás en forma o no tienes mucha flexibilidad, es difícil. Y a pesar de que esto no me hará desfallecer en los intentos, hago pasitos minúsculos hacia adelante y a veces es frustrante.
Es la misma sensación que me genera nuestra profesión. Una de las cosas que más me gusta de la producción es que nunca se deja de aprender. Cada proyecto tiene unas necesidades concretas, se tienen que seguir estrategias diferentes y adentrarte en mundos desconocidos en cada etapa de desarrollo, probablemente mi parte preferida. Y cuando piensas que has aprendido algo, y crees que a la siguiente lo encontrarás más sencillo… ves que te equivocas. Que el entrenamiento anterior te ha servido para tener más resistencia a la frustración, pero no para hacer las cosas más rápidas o más fáciles.
Sobre todo para los ‘eternos principiantes’ como nosotros, que muchas veces tenemos la sensación que no acabamos de arrancar. Que el sector todavía no nos conoce, que no hemos tenido la oportunidad de trabajar con televisiones o plataformas de forma directa, que nos presentamos a comisiones de valoración de proyectos y salimos con la sensación que nuestro proyecto ha sido ignorado, que es trabajo de meses perdida… Los ‘estos quién eran?’ o los ‘es que acaban de empezar’. Los que sentimos la frustración de quien intenta hacer las cosas bien y vemos como avanza a pasos pequeños mientras le avanzan por la izquierda y la derecha.
No me malinterpretéis: me siento muy afortunada de trabajar en esta profesión y de dedicarme al cine, pero durante unos momentos, normalmente los lunes por la mañana, me permito sentir la frustración, pero después me la sacudo.
No sé si algún día dominaré la técnica de la producción, por mucho que la practique. Lo que está claro es que no dejaremos de intentarlo, por muy duro que se haga el camino o por más puertas que se nos cierren. Y quizás algún día me doy cuenta que, despacio, pero siempre adelante, hemos llegado más lejos de lo que creemos posible.